Sabía que me estabas mirando.

Y yo no volví la cabeza hacia ti para devolverte la mirada
No volví la cabeza hacia ti para devolverte la mirada
No volví la cabeza hacia ti para devolverte la mirada.

Te negué tres veces.

Y mi perfil quedó unido a tus pupilas
por un hilo dorado, digno y brillante como Lucifer
pues sólo necesito un hilo para colgarme
Así es la debilidad que me causas.

Pero a veces, esta tristeza es deliciosa
como salir a coger flores en cuanto brotan
como un asesinato.

Que tú no sabes que podrías matarme con una caída

Que por estas flores me he jugado la vida.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *