Todo comienza inmediatamente después
del último latido del corazón

El cuerpo se enfría
hasta repeler cualquier forma de calor
que no venga de un crematorio
La sangre ya no corre por las venas
y la piel se vuelve azul

A las seis horas
los músculos se quedan rígidos
y aparecen las ampollas

El estómago que antes digería banquetes
y los pulmones que recibían el frío del invierno
ahora se dilatan
y producen suficiente amoniaco para incendiar un bosque

Las moscas de la carne son las primeras en llegar
y buscan su nido cadavérico más cómodo
para depositar sus huevos

El cuerpo se hincha, lleno de gases
hasta que no soportando más presión
los fluidos son forzados a salir
desde todos los orificios posibles
Los ojos, la nariz, la boca, los oídos, la vagina y el ano
Incluso intentan abrirse paso rompiendo la piel

La sabiduría de toda nuestra vida
Dirigida a sufrir dignamente
La humillación de nuestros agujeros

El azul se transforma en el color del mármol
como un último intento de inmortalizar algo
para un Partenón macabro.

Los huevos de mosca se abren
Paradójico símbolo de la fecundidad

Nada más nacer y saludar al mundo
las larvas comienzan a roer los tejidos del cuerpo
se alimentan y consiguen que la piel se desprenda
y que le pelo se caiga

Se purgan los líquidos que yerman el suelo pródigo
y el oxígeno vuelve a entrar en el cuerpo
a través de la piel rasgada
con nostalgia de vida

Y gracias a la nostalgia
se desarrollan las larvas con más brío
más voraces, más hambrientas
reproduciendo la avaricia del hombre al que devoran
La ambición natural de las hijas de las moscas
resulta idéntica a la ambición natural de los hijos de los hombres
La vida consigue insuflar la misma ruindad
en hombres y gusanos
y los pone al servicio del mismo egoísmo

De la expulsión de gases y fluidos
emana un olor dulzón a putrefacción
con la intención de guiar al asesino
hacia la ley y el castigo

Pero yo, que adoro al asesino
porque revela la oscuridad de mi alma
Sé que el hedor servirá
para guiar mis versos

Sin equipos policiales de investigación
el cuerpo empieza a adelgazar de nuevo, devorado
Es el momento de la Creación de la Isla
la última de nuestras propiedades.

La Isla de la Descomposición Cadavérica
monarcas al fin de esta hacienda
que no vale dos óbolos
que bautizan los fluidos expelidos
acumulados alrededor del cuerpo
como una frontera infecta
haciendo del detrito un harén
un imperio donde los ácidos vertidos
dejan un lecho de vegetación calcinada
satisfaciendo el afán de posesión
que movió nuestra existencia

Concluida la licuefacción
las larvas mutan en crisálidas
todavía les aguarda una increíble metamorfosis

El cuerpo, en cambio, es sólo piel seca, cartílago y hueso

No podemos llegar más lejos
No hay en nuestro cuerpo podrido explicación posible
sobre el aposento donde palpitó el espíritu

No existe una partícula concreta
a la que pertenezca una traza de amor

Y la Isla de la Descomposición Cadavérica
sigue rodeando la carroña y los últimos profetas

Empiezan a resurgir algunas plantas
La mayoría son verdes y tienen flores
La brisa esparce la fragancia
del azahar, el jazmín y la rosa

Alguien se atreve a decir que huele a milagro

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