Este odio carnal
sólo hallará satisfacción en las heridas.

En vez de columna vertebral, tengo una espada.
Es tu silencio el que me obliga a amarte por la fuerza.

El amor necesita un contrincante para conocerse
Si nos despreciamos los unos a los otros
colmaríamos el planeta de amor.

Los combates amorosos más intensos
tienen lugar entre adversarios
En mitad de una refriega de corazones arrancados
Latigazos con serpientes y lanzamientos de cuchillos
Coronillas blancas de escupitajos
Alaridos, desgarros y mortajas
Espasmos de agonías interminables
Oliendo a carne abrasada y vomitando venenos.

Cuando los hombres golpean con sus puños
falta muy poco para que se acaricien.

Al principio, no se besaba
Se mordía.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *