La fenomenología del fin dice: Estamos perdiendo la capacidad para detectar lo indetectable*, para interpretar los signos invisibles y sentir el placer o el dolor de los otros.

Yo: Señor Franco Berardi ¿Alguna vez la hemos tenido?

Lo indetectable*: la aberrante sensación de déficit en la comunicación verbal y corporal.

El señor Berardi habla de una erosión en el modelo de interacción basado en el entendimiento empático. Dice de la comunicación digital: es sintáctico y funciona mediante códigos

Y así establece dos tipos de comunicación: la conjuntiva y la conectiva. Hasta ahí, todo bien.

Lo que viene después no te sorprenderá:

No habla de memes ni de emojis. Aquí, ya vamos mal.

Dice que la sensibilidad es la capacidad de interpretar, de sentir a los otros como una prolongación de mi cuerpo, que ese es el potencial de la empatía.

Y a mi es que se me hace bola todo esto.

No hay ningún criterio que valide el entendimiento entre individuos a excepción de la confirmación mutua de dicho entendimiento. Por lo que definir la sensibilidad como «capacidad de interpretar al otro» me resulta (incluso a mi) demasiado optimista.

Y apelar, además, a que está empatía tiene algo que ver con sentir a los otros como si fuesen parte de mi propio cuerpo, es muy bonito, pero más bonito es entender al otro (o intentarlo) en su alternísima otredad.

Si sólo empatizo porque siento tu dolor como mi dolor (cuestión que es de facto imposible de medir o comunicar), probablemente, a la larga me convierta en un depredador social.

«¿No te duele tanto como a mí? Pues no importa».

Así que: La empatía requiere mucho más esfuerzo.

Las pantallas no erosionan la comunicación: la transforman.

A lo que voy es que somos herederos de un mundo en el que coexisten múltiples espacios. Somos herederos (mucho antes de la existencia de las pantallas) de un mundo lleno de mundos con sus propias lenguas y sus propios déficits.

Me interesa cómo habitamos el espacio digital y el institucional, me interesan en tanto que espacios inseparables de subjetivización, en tanto que construcción, proyección, aspiración y, sobre todo, soporte de las diversas patologías fruto del capitalismo neoliberal.

También podría dedicar todo mi entusiasmo a investigar la relación arquitectónica entre el capitalismo de la vigilancia, mis búsquedas en Google y lo que llevo en mi carrito de la compra. Pero para eso ya está la gente mayor.

Tú quieres oír que estoy sola en internet. Pero también estoy sola en el trabajo. Estoy sola en el super. Estoy sola en una comida familiar.

Estoy sola y rodeada de publicidad que me alienta en todas partes «¡Compra! ¡Recuerda! ¡Vive! ¡Ama! ¡Y sobre todo viaja mucho aunque no tengas dinero para ver a tus amigos!»

Poner en el foco del problema el espacio virtual sin presentir sus posibilidades subversivas, significa que el sistema neoliberal se descojona de haber sido capaz, una vez más, de descentralizar el problema.

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