¡Hombre único en tu orgullo! Cuál sería tu desencanto si pudieses hacerte esta sencilla pregunta: ¿Quién puede tener una idea, sabia o necia, que no haya sido  concebida en lo pasado?

Palabras de Mefistófeles, en Fausto (II, escena I), de Goethe.

 Un enfoque gnóstico.

Todos conocemos lo que ocurrió después de la “caída” del hombre, según el Génesis. Adán y Eva fueron expulsados del paraíso y tuvieron hijos. Primero Caín y luego Abel. Todos sabemos que “Dios no aceptaba los sacrificios que le dedicaba Caín y sí aceptaba los de Abel”. Entonces Caín, lleno de celos, se abalanzó sobre su hermano y lo mató. Todos sabemos eso, siempre hemos pensado “que malo que es Caín”, “mató al hermano, que horrible”. Caín era el malo y Abel era el bueno, esa es la interpretación que nos llega por el judaísmo, el cristianismo y el islamismo. Incluso San Agustín, cuando nos da su interpretación del mito de Caín y Abel, equipara a Caín con los judíos y a Abel con Cristo. Dice San Agustín que los judíos mataron a Cristo así como Caín mató a Abel. San Agustín, como la mayoría, continúa la tradición de que Abel era el bueno y Caín el malo.

Está muy claro en la biblia, Caín es castigado por Dios, es desterrado. Esto es visto como algo lógico y normal: Caín es el malo y Abel el bueno. La interpretación Gnóstica es totalmente distinta.

La Gnosis sostiene que Caín no fue hijo de Adán, que Eva engendró a su primer hijo, Caín, con la Serpiente, con Lucifer. La Serpiente Lucifer fecundó a Eva con su aliento. Ó sea que Caín no fue un niño totalmente humano, nacido de la carne. Tuvo algo Espiritual muy grande, porque su padre era Lucifer, proveniente del mundo incognoscible del Espíritu.

Por el contrario, Abel fue hijo de Adán y Eva, o sea que Abel sí fue un hijo de la carne.

Tenemos ahora una primera diferencia entre ambos hermanos: Caín es superior a Abel. Caín es hijo de Eva y de Lucifer, la Serpiente iniciadora del Edén. Caín es hijo del Espíritu y la carne. Abel, por el contrario, es hijo solamente de la carne. Eso en primer lugar, ahora tenemos que Caín no es alguien malo, es alguien superior, es alguien importante, mucho más que Abel.

En segundo lugar, tanto Caín como Abel realizan sacrificios al dios creador para complacerlo, ofrendándole cosas que le agradan a él. Caín le sacrifica elementos vegetales y Abel animales, corderos por ejemplo. Según la Biblia, esto último es lo que más agrada al creador: la sangre del animal muerto y el olor a carne quemada del cadáver. Al creador, dice la Biblia, le gustaban los sacrificios que le dedicaba Abel y no los de Caín. Pareciera que Caín no sentía muchos deseos de complacer al creador, pues le ofrecía unas pocas semillas sin mucha devoción, como si no estuviera realmente convencido de la conveniencia de realizar sacrificios. Lógicamente, los sacrificios de Abel eran aceptados por el creador y los de Caín no. Caín sentía rechazo por los sacrificios dedicados al creador, por su origen, porque era hijo de Lucifer, porque poseía en su interior la chispa divina del Ángel de la Luz. Por eso no realizaba bien los sacrificios al creador, le repugnaba hacerlo, pues él no pertenecía a este mundo creado. Abel en cambio, quien no era de naturaleza Espiritual sino animal, realizaba bien los sacrificios, los que sí eran del agrado del creador.

Una antigua leyenda nos relata lo que dijo en un momento Abel a su hermano Caín: “Mi sacrificio, mi ofrenda fue aceptada por Dios porque yo le amo, tu ofrenda en cambio fue rechazada porque tu le odias”. Ahora está todo bien claro, ¡cómo no va a odiar al creador si es un hijo del Espíritu, si su naturaleza es Espiritual! Ahí está bien claro. Todas estas leyendas y mitos que rodean al Génesis nos dicen muchas cosas. A través de ellos caemos en cuenta que mucha información nos ha sido tergiversada y ocultada.

También son muy interesantes otras palabras que Caín dice a su hermano. En una pequeña frase está resumida toda la posición de él. Estas palabras son clave: “No hay ley, ni juez” (Gen., 4:8). Caín está negando la autoridad del dios creador y que deba rendirle culto y obediencia.

Posteriormente vemos que Caín asesina a su hermano Abel. Esto es algo muy profundo porque significa que el Espíritu rechaza, destruye, asesina al alma. Abel, presentado como puro amor y devoción en la Biblia, según los Gnósticos representa al alma del hombre. Caín, por el contrario, es el representante del Espíritu, por eso su hostilidad y su odio. La hostilidad y el odio propios del Espíritu, pues el Espíritu realmente aborrece este mundo impuro, plagado de mandamientos injustos y absurdos. Por eso la resistencia de Caín a realizar sacrificios, por eso su desobediencia a los mandatos del creador. Caín y Abel son tan opuestos e irreconciliables como lo son el Espíritu y el alma.

El alma es amor puro, no el Amor Verdadero sino lo que conocemos como amor, lo que creemos que es el amor, lo que nos han dicho que es el amor, que en realidad es odio. El Espíritu es lo contrario, es percibido como odio puro, hostilidad y venganza. Al haber sido encadenado a esta creación satánica sólo puede sentir hostilidad y odio, es decir, lo que los hombres ordinarios conocen como odio. El Espíritu, que es Amor Puro, sólo puede sentir aversión y repugnancia ante esta asquerosidad. Por eso desea destruirla, porque para Él la creación es una monstruosidad deforme que no debió haber existido jamás. Esto es lo que simboliza el asesinato de Abel por su hermano Caín.

Caín, con todos sus actos se ha emancipado totalmente del creador y de su propio cuerpo y alma. A través de sus actos contra el dios creador y contra su medio hermano Abel, se ha emancipado de una vez y para siempre del dios inferior y de su creación impura y defectuosa. Con sus actos se ha transformado en un opositor, en un enemigo eterno del demiurgo y de su obra.

Todo este episodio de Caín y Abel, tal como está en el Génesis bíblico y en leyendas como las del Midrash judío, entre otras, ha sido interpretado por los Gnósticos de una manera totalmente opuesta a la aceptada.

Después de cometer su Acto Supremo, dice la biblia que Caín fue maldecido por dios y expulsado de ese lugar. “Maldecido y expulsado”, el mismo destino de la Serpiente del paraíso. Fue lógico que así sucediera, porque Caín se había convertido en un opositor absoluto del dios creador, pero además ocurrieron otras cosas muy interesantes que vamos a destacar aquí.

En primer lugar, vemos que Caín ha sido maldecido y desterrado por el dios creador. Eso que pudiera parecer un castigo, para un Gnóstico es todo lo contrario. Ser maldecido y desterrado por el creador es un honor para un Gnóstico. Es la reacción lógica del demiurgo frente a quien lo ha desafiado y abofeteado, frente a quien se ha hecho igual o superior a él. Caín es un desterrado porque se ha transformado totalmente, se ha desterrado exitosamente por sí mismo y ya no pertenece a este mundo aunque siga habitándolo. La biblia dice que el creador lo desterró, pero Caín es un emancipado, un liberado en vida, que con sus actos maldijo al creador y se desterró a sí mismo de esta creación abominable.

En segundo lugar, cuentan algunas leyendas judías que el creador ha castigado para siempre a Caín con la falta de sueño, condenándolo a no poder dormir, a la vigilia permanente. Para un Gnóstico eso no es un castigo sino un triunfo. Estar siempre despierto es una ventaja, una virtud, un logro importante. Caín se ha despertado por sí mismo, desobedeciendo los preceptos del creador y “asesinando” a su alma.

En tercer lugar, la Biblia dice que el creador protegió a Caín, no permitiendo que nadie le hiciera daño o matara. Este es otro dato muy interesante. Dicen los Gnósticos que el hombre que se ha transformado en puro Espíritu, aunque siga habitando el cuerpo físico es un inmortal, un intocable. Nada ni nadie puede dañarlo, nadie puede atacarlo, ya no tiene miedo, pues está por encima de todo y ya nunca morirá. Está en este mundo pero fuera de este mundo. Está fuera de la materia y fuera del tiempo, ya no forma parte de la creación. Es un desterrado de este mundo por propia voluntad. El dios creador ya no lo puede dañar, porque Caín se ha vuelto superior a él.

En cuarto lugar, la Biblia dice que el creador puso una marca en Caín, un signo para que todos lo reconocieran y no le hicieran daño. Antiguas leyendas judías dicen que ese signo era un cuerno en la frente. Un cuerno en la frente significa poder, el poder que proviene del Espíritu, el poder que lo distingue de los demás hombres. Esa dureza en la frente significa que el Espíritu se ha liberado y ha tomado posesión del cuerpo, solidificándolo, Espiritualizándolo. Nadie le puso una marca a Caín. Caín la consiguió por sí mismo. Cuando esto ocurre, lo advierten los demás hombres y la creación entera. Todo Espíritu liberado de la prisión de la materia tendrá esa marca por toda la eternidad. Ya nunca será el Espíritu que era antes del encadenamiento a la materia. Esa marca característica es el cuerpo transformado, duro como el diamante, a quien el Espíritu ha transmutado en inmortal y eterno. Este será su eterno recuerdo, la prueba imperecedera de su paso por el infierno y de su triunfo sobre él.

Demian

Demian es una obra del escritor Hermann Hesse y que sigue una línea relacionada con el enfoque gnosticista del mito de Caín y el paso de una edad infantil a otra edad más adulta donde el peligro acecha a la sensibilidad del protagonista Emile Sinclair. El guía, revelador de las profundidades de la existencia es Demian que está marcado con el estigma de Caín y es diferente a todos los demás. Ese estigma le otorga una misteriosa fuerza que fascina a Emile Sinclair a la vez que le produce cierto temor ante lo desconocido. Antes de que aparezca Demian, Emile Sinclair siente miedo ante las amenazas de otro personaje, Kromer, quien le fuerza a hacer cosas que no quiere poniendo en peligro la estabilidad familiar y el terreno del hogar. Esta es otra contradicción que aparece en la obra, el hogar paterno frente a la realidad adulta, la vida cómoda frente a los sacrificios de la realidad de fuera. Es una constante en todas las obras de Hesse.

Centrándonos en esta obra la superación del miedo que tiene Sinclair hacia Kromer, viene con la llegada de Max Demian, un joven que Sinclair conoce en su escuela y por quien adquiere una gran simpatía. Demian hace que Kromer se vaya definitivamente de la vida de Sinclair, para que éste pueda ser libre del yugo que tanto daño le causó. Demian contribuye a disipar el miedo infantil de Emile (“En general, no hay por qué tener miedo a nadie. Cuando se tiene miedo a alguien es porque se le ha dado poder sobre uno”)

Así comienza la estrecha relación entre Demian y Sinclair, quienes hablan del episodio bíblico de Caín, el cual se estaba impartiendo en la escuela. Caín tiene una señal especial, es una señal que supera el miedo. Demian se cuestiona:

“Que un hombre mate a su hermano en una disputa es cosa muy posible, y también lo es que luego sienta miedo y se humille. Pero que su cobardía sea recompensada especialmente con una distinción que le protege e inspira miedo a todos los demás, eso es ya muy raro… Aquel hombre era poderoso e infundía temor. Tenía una señal… ¡Caín un hombre noble y Abel un cobarde!”

Los hijos de Caín son aquellos que tienen la señal. Sinclair puede convencerse de que ha superado su mundo de Abel, aquel mundo luminoso, pasando a hundirse en el otro, en el mundo exterior.

De igual manera tarde que temprano, con la pubertad y el fin de la infancia, ese mundo luminoso se derrumbaría al crecer Emile. Tendrá que experimentar cosas que la inocencia de la infancia desconoce, sentirá atracción sexual, melancolía, y otros anhelos diferentes al amor paternal. Emile sentirá la llegada de su pubertad:

“Todos los hombres viven momentos difíciles. Para los de nivel general, es éste el punto de la existencia en el que surge la máxima oposición entre el avance de la propia vida y el mundo exterior, el punto en que se hace más difícil la vida pasan por aquel morir y renacer que es nuestro destino, sólo esta vez, cuando todo lo que hemos llegado amar quiere abandonarnos y sentimos de repente en nosotros la soledad y el frío mortal de los espacios infinitos”

Hesse plantea la figura de Caín como la de un elegido, como aquellos seres amorales que no temen la vida ni la muerte, lo que significa aceptar la vida, decir sí. Caín es también un designado por Dios, su marca no sería entonces un castigo, sino una especie de galardóncon el que a Caín se le da un poder, pues a partir de entonces todos le temerán y quienes osen en enfrentarlo no disfrutarán de un destino muy benéfico. La marca de Caín es la marca del elegido, de alguien que se ha enfrentado a Dios. Caín representa la libertad del Hombre frente al Creador, es el espíritu de un hombre auto-determinado que entiende la justicia a su modo. Matar a su hermano Abel significa que no acepta la justicia del Señor. Él se hace a sí mismo justicia matando al preferido de Dios.

El libro nos muestra la realidad de dos mundos, el del hogar, artificioso y aburrido, y el de la calle, un mundo real con lo que todo ello conlleva. Sinclair, el protagonista del libro, percibe tal incompatibilidad de mundos… más que incompatibilidad, distanciamiento, pues ambos mundos no son sino parte de un mismo espacio: esta dualidad puede asemejarse a la dualidad entre paraíso y mundo terrenal bíblico. Esta visión hace que Sinclair despierte; el mensaje esencial del libro es la “pérdida de la inocencia”, es decir, una novela que habla sobre el proceso del hombre en sus diferentes etapas vitales, desde la infancia, pasando por la adolescencia. Hesse plasma perfectamente el terror juvenil a la vida, ese miedo a la muerte y en cómo los hombres intentan afrontarlo.

Es destacable que en la obra de Hesse se cite en repetidas veces a Abraxas, un dios o daimon que representaba el bien y el mal, relacionado en algunas culturas con el demonio. Y, a veces, como divinidad simbólica del gnosticismo, representa la dualidad de los opuestos; el bien y el mal, la luz y la oscuridad, lo masculino/femenino, integrados en un sólo ser. La novela está impregnada de teorías propias del gnosticismo en las que Hesse profundizó a lo largo de su vida. Abraxas representa lo bueno y lo malo en una misma cosa, no divididas y contrapuestas sino en síntesis.  

A continuación, se presentan los personajes de la obra junto al simbolismo de los mismos desde la perspectiva filosófica:

  • Emil Sinclair: Emil, Émile o Sinclair es el protagonista de la historia; un joven confundido y abrumado por los cambios de la adolescencia que se debate por dos mundos antagónicos que él mismo define como el «Mundo de la Luz» y el «Mundo Oscuro». Sinclair, durante el comienzo de la historia, vive en el «Mundo de la Luz», pero a medida que avanza el relato, y conoce a Max Demian, se introduce de lleno en el «Mundo Oscuro» desencadenando los sucesos que se cuentan a lo largo de la novela en su Interior tanto como en el Mundo Exterior.

El lector que tenga inquietudes y busque el sentido íntimo de las cosas, de la naturaleza y de sí mismo.

  • Max Demian: un chico que llega a la escuela de Sinclair , que luego se transforma en un amigo de éste, psicólogo , pues ayuda varias veces a Emil en sus problemas (JC). Alto, fornido y caracterizado por ser sereno y tranquilo.

El maestro. Fomenta y empuja a Sinclair a dar los pasos para ser natural, para ser él mismo, pero no le dice cómo hacerlo, dejándole que tenga su experiencia. Such dispassionate lucidity and fearless honesty

  • Beatrice: Es una muchacha alta,delgada y esbelta, que Émile encuentra en el parque en el que solía pasear durante el otoño y que hace referencia a la Beatrice de Dante; ésta, representa un quiebre en la historia dado que es la figura platónica que Sinclair utiliza para redimirse de la vida disoluta en la que se encuentra en ese momento del relato, más exactamente el 4º capítulo, Llamado justamente, «Beatrice».
  • Pistorius: Organista de iglesia con teorías esotéricas. Introduce a Émile en la filosofía de Abraxas.

El conocimiento que le permitirá tener la certeza de que su destino está en Demian. El saber intelectual necesario, tras la purificación, para poder ser uno mismo. Dicho saber ha de ser abandonado, pues, como enseñan algunos textos tibetanos, “tan solo es necesario para nuestra prueba”. Pistorius le enseña lo que es Abraxas, pero él, Pistorius, vive anclado en el pasado y no permite nacer en él el hombre nuevo y mejor.

  • Frau Eva: Madre de Demian. Se convierte en el interés amoroso de Sinclair, pero su relación sólo pasa de unas pocas palabras.

La Eva primordial. El amor o sofía. Es la Atenea griega, representación de la sabiduría. Se caracteriza porque está en el subconsciente colectivo de la humanidad y es igual para todo el que la intuye. No se alcanza comprándola ni con regalos ni favores, sino a través de ser ganada.

  • Knauer: Es un compañero de clases de Émile, el cual entra en el relato durante el 6º capítulo «La Lucha de Jacob». Éste, es un joven de aspecto débil, delgado y pequeño, de pelo fino y rojizo con un comportamiento raro e inquientante; Knauer es un muchacho algo perturbado por su sexualidad, debido a que, para «adquirir» lo que el llama la «Magia Blanca» desea mantenerse casto (y por lo tanto «puro») por el resto de su vida, aunque esto lo abrume y hasta trastorne.

Su primer discípulo, que no llega a serlo porque se queda en un mero aprendiz, debido a que está atado a los tabúes de la infancia y ve el mundo en blanco y negro; por ello, tal como aparece se marchará.

  • Alfons Beck: (Alfons o Alfonso Beck, dependiendo de la traducción) es un muchacho de dieciocho años que acude a la misma escuela a la que concurre el protagonista. Este personaje, aparece en la historia en el comienzo del 4º capítulo «Beatrice»; Beck, es un joven alegre y jovial, que sorprende a Émile durante su caminata por los alrededores de la ciudad y lo invita a tomar un trago a una taberna, contándole anécdotas sobre su vida amorosa y sexual, y casi a partir de este momento, será cuando Sinclair comience a decaer como persona, hundiéndose en la vida de las juergas y las borracheras.

La misma fuerza que mueve a Kromer, pero ahora con el deseo naciente de la juventud y la atracción por el sexo (del cual Sinclair hablará, pero se mantiene puro por su idea elevada del amor), la rebeldía y afán de notoriedad, que se traduce en las borracheras y tonterías en las que se sumirá Sinclair. Señalar que ahora él, Sinclair, es el líder.
Beatrice: la belleza exterior o estética como pórtico de la belleza interior o ética. Aunque no habla con ella, Sinclair la idealiza y busca la belleza en todas sus acciones: abandona las borracheras, se cuida en su vestimenta, sus actos, etc. Es la purificación necesaria que le permitirá reencontrar a Demian.

  • Franz Kromer: Hijo de un sastre de la localidad, trece años, bebedor y de familia con mala fama, hablaba como obrero de fábricas.

Nuestra parte oscura; pero también la natural fuerza de atracción hacia lo prohibido, imprescindible para “renacer”. Recordemos que Jesús ha de viajar a los infiernos para “resucitar”; la misma idea nos encontramos en Egipto, donde Osiris es desmembrado y “resucitó a los tres días”; y el dios Quetzalcoatl, en México, está tres días en el Mundo Inferior antes de resurgir brillante y renacido. (Recordemos que el problema se lo resuelve Demian, por lo que Sinclair no extrajo experiencia y posteriormente se dejará arrastrar por Alfons Beck).

  • Lina: es la sirvienta de la familia del protagonista, Émile. Ésta, si bien su participación en la historia es casi nula, es el primer ejemplo que utiliza Sinclair para explicar su definición sobre el «Mundo de la Luz» y el «Mundo Oscuro», además, es quién encuentra a Émile llorando luego de que Franz Kromer lo extorsionara, en el 2º capítulo: «Caín».

Demian es con claridad, lo que en la historia de la literatura se denomina un Bildungsroman una novela de formación, y ello porque su cometido es la narrada evolución espiritual de un adolescente recorriendo y atravesando los difíciles años de su crecimiento. El colegial Sinclair es engatusado por el mal compañero, Franz Kromer, vagabundo y fanfarrón que actúa como un hombre experimentado: escupe al suelo y se hace obedecer. Sinclair, atraído por Kromer, engaña a sus padres, roba y cae por el tobogán del pecado, pero entonces, aparece Demian, otro compañero de clase que se expresa de forma distinta, una mirada entre fría y misteriosa, intemporal que parece salir de un pasado atemporal. Sinclair se siente atraído hacia Demian, tras una lección sobre Caín. Demian sostiene que Caín pertenece a una raza más fuerte y son los débiles quienes han creado una negra leyenda. Demian libera a Sinclair de la influencia nefasta de Kromer, le dice: «Kromer está viciado, hay que deshacerse de él», y desde entonces, algo ha ocurrido misteriosamente entre Sinclair y Demian, Kromer desaparece.

La novela aborda también cuestiones que atañen a la religión. El Dios de los cristianos es considerado como poderosísimo, «pero tendría que haber un dios que comprendiese dentro de sí al Diablo y ante el que no habría por qué cerrar los ojos cuando se hacen las cosas más naturales del mundo».

La novela está escrita en primera persona y el «yo» narrador es el del protagonista, Emil Sinclair, que se detiene en los pormenores del relato de su propia juventud. La cuestión de la polaridad, a la que ya hicimos referencia, se hará presente desde el comienzo. Así, Sinclair, aun siendo meramente un niño, afirmará haber vivido como en dos mundos separados. Con opuestas visiones de la vida que dilaceraban su alma. Por un lado estaba el mundo luminoso y claro del bien, y por el otro sentía vivir la oscuridad y el mal. Su anhelada pretensión era la de marchar de continuo cumpliendo con una vida ejemplar, signada por las ejemplares y transparentes imágenes de sus padres, pero no podía dejar de sentir el agitamiento -dentro de sí- de inclinaciones que lo apartaban de ese cosmos empujándolo a lo que, tal vez exageradamente, sentía como «perdición». Esa atracción hacia lo tenebroso, tal vez haya sido responsable de su acercamiento, hacia los diez años, a un muchacho llamado Kromer. Un jovenzuelo, más o menos como él en términos cronológicos, malvado, prepotente y algo «sádico» que busca someterlo bajo su voluntad. Sinclair se ve obligado a tener que soportar repetidos y atroces episodios de violencia moral y atropellos.

Por otro lado, Sinclair siente un amor platónico hacia su amada Beatrice, que le «salva» de sus instintos. En la universidad, Sinclair conoce al organista Pistorius, que habla como un epígono de Jung y le indica el papel del inconsciente individual y colectivo. Así mismo, conoce a la madre de Demian, Frau Eva, quien le enseña sus retratos de joven. Sinclair cree ver en Eva a la mujer a la que habría querido amar, «rostro amado, hombre, madre, amante, amigo».

De naturaleza blanda y tímida el protagonista da a entender que su alma se hubiese corrompido para siempre si no hubiese llegado, aportado por la mano del destino, el más que inteligente, profundo y enigmático Demian, un compañero de escuela, que con su fuerza interior, su madurez, su firme apostura que lo hace aparecer como joven mayor, lo libera de inmediato del nefasto influjo de Kromer. El perverso y prepotente sometedor, tomará buena cuenta de la personalidad de hierro de Demian, y no habrá de molestarlo a Sinclair nunca más. Y es a partir de ese momento, en que sellada esta amistad con el amigo juvenil pero maduro a la vez, Sinclair inicia el camino del descubrimiento de un costado nuevo y algo misterioso de la vida, sobrecargado de nuevos símbolos, fascinante y terrible al mismo tiempo. Poco a poco, Emil se irá adentrando en el alma, en la vida, en la familia (sobre todo en la mágica figura de la madre, Eva, su ideal femenino en visiones y en la realidad).

Se declara la guerra, Sinclair es herido y en la camilla de al lado cree reconocer a Demian, que le dice: «Cuando necesites de mí, como en el caso de Kromer, no me llames, escúchate a ti mismo y notarás que estoy contigo». Sinclair despierta y tiene a su lado a un desconocido.

El libro plantea dos grandes ejes de pensamiento, y una síntesis que los unifica. Los ejes son armónicos y complementarios entre sí, al más puro estilo de la armonía de contrarios y unidad de vida que persigue la Filosofía “a la manera clásica”.

  1. Mundo Luminoso frente al Mundo Oscuro. El nexo o lazo de unión es ABRAXAS.
  2. Mundo Infantil frente a Mundo Adulto. Su lazo de unión es LA MUERTE.

 Quien sea capaz de cruzar estos dos ejes, incorporándolos a sí mismo, encontrará la gran síntesis: SU DESTINO.
       
Analicemos brevemente estos dos ejes y su síntesis:

1) Mundo Luminoso – Mundo Oscuro: La vida no es blanco o negro, luz o sombras; es blanco Y negro, luz Y sombras a la vez. No podemos negar una parte de la naturaleza si pretendemos ser naturales. El problema no está en la luz ni en la sombra, SINO EN EL USO E IDEA QUE TENEMOS DE ELLAS. Quedarnos en uno de los extremos nos impide la experiencia del contrario y, lo que es más importante, cualquier posibilidad de armonía y de auténtica solidaridad. El autor relaciona el Mundo Luminoso con la infancia y las normas burguesas de buena conducta, y el Mundo Oscuro con todo lo prohibido e, incluso, con el mundo de los arrabales y el proletariado. Viviendo en el lado Luminoso el niño Sinclair tiene fascinación por lo prohibido. ABRAXAS será la clave que lo llevará a no pensar simplistamente en blanco o negro. (Abraxas es una antigua representación del cristianismo gnóstico de los s. IV al VI que reunía enseñanzas mágicas persas con filosofía griega y teorías del cristianismo naciente, representaba la síntesis frente a la dualidad separadora de  los monoteísmos dogmáticos, especialmente el joven cristianismo. Figura con dos serpientes entrelazadas en lugar de piernas, torso y brazos humanos y armados de espada y escudo, y cabeza de gallo, Abraxas simbolizaba el espíritu libre y combativo en busca de su propia identidad, a través de la unión de contrarios -las dos serpientes- y  su cabeza de gallo para cantar a la salida del sol -Conocimiento-)
       
2) Infancia – Madurez: La Infancia es el refugio en el seno del hogar, estar a la sombra protectora de los padres (de alguien o de algo). Corresponde a una etapa de nuestra evolución, pero,  por comodidad y miedo a asumir nuestros propios compromisos, nos refugiamos en ella. Allí las cosas son claras, luminosas… pero no podemos evitar la atracción de la aventura hacia lo oscuro. La Madurez es ser responsable de nuestros actos en base a nuestra conciencia individual y no a lo que dicten las normas al uso; es ser arquitectos de nuestro propio destino. La novela comienza con la muerte de la infancia y termina con la muerte de la juventud. LA MUERTE es el tránsito de un estado infantil, que nos empeñamos en mantener artificialmente dejándonos llevar por lo que hacen la mayoría, a un estado superior, dando nacimiento a nuevas fuerzas y potencialidades que hay en nosotros. La infancia es el paraíso utópico del pasado del cual no queremos movernos, la madurez es lanzarnos de lleno y sin miedo a la vida y al futuro. Muerte es dejar extinguir lo que ya no nos sirve como seres que evolucionamos, dando nacimiento a aquellas fuerzas naturales que pugnan por surgir.
       
3) El Destino: Aparece magníficamente reflejado en la figura heráldica que hay en el umbral de la casa de Sinclair: un gavilán dorado que surge de un gran huevo, sobre un fondo azul marino. “El pájaro rompe el cascarón. El cascarón es el mundo. Quien quiera nacer tiene que destruir el mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El dios se llama Abraxas”. Tal es la nota que le deja Demian a Sinclair marcándole su camino inexorable como ser humano. “Si no se sabe que llevamos el mundo en sí mismo no podemos ser hombres”. “Es un error desear nuevos dioses. El único deber para el hombre consciente es el de buscarse a sí mismo, afirmarse a sí mismo, llegar a sí mismo, encontrar el propio destino y vivirlo”. “Sólo concebíamos como deber y destino el que cada cual llegara a ser completamente él mismo, que viviera tan entregado a la fuerza de la naturaleza en él activa que el destino incierto le encontrara preparado para todo, trajera lo que trajera”. El destino no es buscar cargos políticos, religiosos, etc., es mucho más difícil: “estar dispuestos a seguir y a acudir donde el destino nos reclame”.
       
 Podemos hacer una comparación entre lo que Demian considera un espíritu libre y otro esclavo:

*Espíritu libre (o Filósofo): minoría
-Espíritu esclavo: la mayoría
*Su afán es tener más conciencia.
-Su afán es seguir la opinión de moda.
*Ayudar a la naturaleza hacia lo nuevo, en lo individual y futuro.
-Que las cosas no cambien. Ataca a todo lo que sea un ideal nuevo.
*La Humanidad es una idea superior, aún sin realizar. Es un futuro lejano hacia el que vamos todos.
-La Humanidad actual es algo perfecto que hay que conservar y no permitir que nadie la cambie.
*Lo importante es la fuerza del espíritu.
-Lo importante es tener cosas.
*Aceptar el propio destino: sed de aventura
-Evitar la responsabilidad refugiándose en la comodidad.
*Amar por entero para ganar todo intensamente.
-Amar egoísta y parcialmente para perderse en la mediocridad.
*Tener solidaridad porque se tiene conciencia individual.
-Unirse en grupo –falsa solidaridad- por miedo a los demás.
*Vivir un ideal personal y libremente elegido.
-Morir por un ideal colectivo y heredado de nuestros abuelos.

En todo este proceso se dan las mismas constantes de la tradición filosófica:

A) Una natural e innata actitud interior de búsqueda. Es “el estigma de Caín” al que se refiere Demian. O el pájaro que pugna por romper el huevo del mundo.
B) La aparición de un guía o maestro que te ayuda a encontrarte a ti mismo, empujándote a avanzar y dando respuestas a tus inquietudes. Es Demian, el cual cambiará la vida de Sinclair y, al final, éste reconocerá que es uno y el mismo que su “guía y amigo”, pues ambos son la misma cosa, la misma vivencia y conocimiento.
C) Nadie puede luchar por ti. Cada uno ha de realizar sus propias experiencias.
D) Para alcanzar lo superior, la Sabiduría, hay que haber superado lo inferior, pasar las pruebas de caer en lo más profundo del lado oscuro. Como diría Nietzche: “Lo que no me destruye me hace más fuerte”. Necesidad de las propias experiencias, por duras que nos parezcan.
E) La casualidad no existe. Todo en la naturaleza está íntimamente conectado. Cuando llega el momento adecuado se nos presentan oportunidades y depende de nosotros aprovecharlas o no. La mayoría de oportunidades las perdemos porque tenemos miedo a enfrentarnos a nosotros mismos. “Nosotros ahora no sabemos muchas cosas, pero aquello que tienes en tu interior sí lo sabe, y es bueno tener conciencia de que en nosotros hay algo que lo sabe todo, lo quiere todo y lo hace todo mejor que nosotros”. 
F) Quien realmente busca, encuentra. Y sólo encuentra el que ama intensamente, pues al final encuentra todo. La meta final está en nuestro interior: “En el momento que te importa algo desde dentro, la cosa marcha: enganchas tu voluntad al carro como si fuera un buen caballo de tiro”.

El autor sigue el esquema clásico de acceso al conocimiento o Sabiduría, según la Filosofía Tradicional: partiendo de la IGNORANCIA lo primero es darse cuenta de la misma, cosa que hace Sinclair gracias a la guía de Demian. Hay tres formas de alcanzar la Sabiduría, a saber:
       
1.- La del amante, que puede descubrir que el amor que siente por la persona amada es reflejo de un amor superior y más elevado. Es el personaje de BEATRICE. Como dice el propio Sinclair sobre ella: “Mi meta no era el placer, sino la pureza; no la felicidad, sino la belleza y el espíritu”. A Sinclair le sirve para reencontrar la búsqueda de la pureza y abandonar su autodestrucción en borracheras.

2.- La del músico, que puede captar la armonía por los sonidos y llegar a descubrir que es el reflejo de una armonía superior. Es el personaje PISTORIUS, organista y devorador de libros, quien también le instruirá en el conocimiento comparado de otras tradiciones y creencias. Dice la Tradición que la formación es sólo necesaria para nuestro aprendizaje, pero que es muy peligroso quedarse en el conocimiento meramente intelectual, siendo esta la Causa por la que Sinclair lo dejará definitivamente, agradeciéndole lo aprendido con él.

3.- La del sabio o Filósofo real (no el teórico, sino el que piensa y vive en armonía), a través de la contemplación directa (o vivencia en sí mismo) de la Sabiduría. Es el encuentro con FRAU EVA. Ella representa a Sophía, Palas Atenea, la Gnosis, etc. Es LA SABIDURÍA, sin edad y sin tiempo, capaz de ser madre, esposa, amante, pues la Sabiduría y sus reflejos impregnan todos los planos de la vida, desde los más elevados y espirituales hasta los más densos y burdos. Todo está en Ella y Ella está en todo, por eso hay que ver la vida como una unidad y dejar que vayan surgiendo los sueños nobles que anidan en nosotros. “Siempre es difícil nacer, Vd. lo sabe; el pájaro tiene que luchar para salir del cascarón. Hay que encontrar el sueño de cada uno, entonces se hace fácil”.

Tal como señalaba en el primer artículo, la palabra MUERTE es clave en esta obra. De hecho, el subtítulo del original así lo confirma: “… Historia de la juventud de Emil Sinclair”, historia que, como todas ellas, pertenece al pasado y, por tanto, al fin de un ciclo o periodo; dicho de otra forma: es la muerte de la juventud y el nacimiento de la madurez, su ciclo natural siguiente.
       
En este sentido, el término “muerte” no hace referencia solo a una extinción, sino, fundamentalmente, al sentido profundo de la filosofía natural con su magia de los ciclos y ritmos: a un renacimiento posterior, como la semilla que muere como tal para dar paso a la planta, o el niño para dar paso al joven y este al adulto. “Descubrí el gusto de la muerte; y la muerte sabe amarga porque es nacimiento, porque es miedo e incertidumbre ante una aterradora renovación” (capítulo 1).
       
Así, la “muerte” se torna transformación, siendo la clave el RENACIMIENTO que se produce. Un “volver a nacer” interior, que aparece continuamente en la obra y alcanzará su clímax cuando nota “la presencia de un guía”, Frau Eva, justo antes de ser herido gravemente en el frente de guerra.
       
Veamos algunos casos concretos de esta necesidad de “muerte” y de “renacimiento” interior como eje central del “Demian” de H. Hesse:
       
1- La historia narrada dura diez años y va de los diez a los veinte años de Emil Sinclair. El número 10, en simbolismo, representa un ciclo completo donde las cosas vuelven a comenzar, pero nunca de forma exactamente igual a la anterior. (Todos los números se resumen en los nueve primeros, pues cualquier cantidad, al sumar sus diferentes números entre sí, al final se reduce a un número del 1 al 9. Así: 128 sería 1+2+8=11, siendo 1+1=2; el 2, por tanto, es el número que define esa cantidad de 128. El 10 es 1+0=1, siendo el 1 el inicio de la serie numérica y, por extensión, de todo.)
       
2- La imagen de Abraxas, del gavilán saliendo del huevo, con la enseñanza de Demian a Sinclair de que es necesario romper el cascarón para renacer, siendo el mundo el cascarón.
       
3- El fin de la infancia. “Muchos viven tal morir y renacer, que es nuestro destino, solo en ese momento de su vida en que el mundo infantil se resquebraja y se derrumba lentamente… Muchos se estrellan para siempre en este escollo y permanecen toda su vida apegados dolorosamente a un pasado irrecuperable, al sueño del paraíso perdido, que es el peor y más nefasto de todos los sueños” (capítulo 3).
       
4- Los problemas de nuestro mundo: en el capítulo 7 insiste en que este mundo actual quiere morir y lo conseguirá, siendo la muerte la única forma de dar paso a mejores energías. Ya antes, se insiste en que todo hombre teme lo que teme dentro de sí.
       
5- Para finalizar, el hecho de que Sinclair recibe el beso de Frau Eva a través de Demian, antes de que este muera.
       
El uso del lenguaje simbólico a través de los ciclos de la naturaleza. La primavera se asocia al renacer y despertar de la naturaleza dormida. El verano, con la época de máximo esplendor, donde la naturaleza da sus frutos. El otoño es una fase de transición donde surgen cosas del próximo invierno, pero también una parte de la vida da sus frutos, como el vino. Y el invierno, relacionado con el frío, la desesperación y la soledad interior; la naturaleza y la vida parecen muertas, en estado latente nada más; también es el recogimiento y, como tal, está asociado a la muerte necesaria para renacer.
       


BIBLIOGRAFÍA.

BIBLIA. Génesis. 1:4:1 – 1:4:26.

HESSE, Hermann. Demian. Ed. Alianza. 2011.

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